ENVÍO EN 24H-48H

PAGA HASTA EN 3 CUOTAS

PRIMER CAMBIO DE TALLA GRATIS

blog Urbano

North Point Cast; Entrevista #005 Julian Molina, Alejandro Carrasco y Sergi Santin

¿Sabías que en North Point también hacemos podcasts?

Sí, además de ropa, Pop Ups y movidas con la comunidad, también tenemos nuestro propio espacio donde hablamos con gente real que forma parte del universo NP. Artistas, riders, DJs, creativos… personas con historias auténticas y perspectivas que inspiran.

Aquí encontrarás las versiones redactadas de cada episodio: todo lo que se habló, sin perder el rollo ni los detalles.

Continuamos con el quinto capítulo con Julian Molina, Alejandro Carrasco y Sergi Santin, que nos contó su camino, su visión y un montón de cosas que no te quieres perder. Y esto es solo el comienzo.

Fausto: Aquí tenemos un encuentro que hoy va a tratar sobre el BMX por un lado, sobre el para BMX por otro, y sobre el esfuerzo de unas personas con una enorme capacidad de superación. Vamos a ir conociendo vuestras historias, circunstancias, aspiraciones personales y las relacionadas con el deporte que más os gusta: el BMX.
Yo os presento por encima, pero mejor os presentáis vosotros.
Julián, Sergi, Alejandro… adelante.

Julián: Bueno, ¿qué tal chicos? Primero que nada, agradecer a Fausto y a North Point que nos apoyen con este tipo de iniciativas y podcast.
Mi nombre es Julián David Molina, llevo media vida montando en BMX y soy el creador de Para BMX.
Aquí estoy con mis colegas, presentándonos y disfrutando de este momento tan agradable.
Dale, Sergi.

Sergi: Nada, yo soy Sergi Santín, un chico de Andorra, un chaval que hace BMX, muy inspirado por Julián, que lo tengo aquí al ladito.
Otro rider más de BMX, y aquí estamos para aportar lo que podamos.
Gracias, Fausto, por considerar que tenemos una historia que contar… pues vamos a contarla.

Alejandro: Bueno, yo lo veo un poco mal… (risas).
Yo soy Alejandro Carrasco, y ya que he hecho el chiste, comento mi situación: tengo un déficit de visión, solo veo aproximadamente un 30% del total de la visión de un ojo.
Aun así, eso no ha sido un impedimento para montar en bici desde que supe de Para BMX. Siempre me habían hablado, y yo me mostraba inseguro porque todo me pillaba muy reciente, pero nunca he querido dejar la bicicleta.
Es lo que me apasiona, me ayuda a vaciar la mente de todo lo malo.

Y cómo no, con el apoyo de North Point, de mis amigos, del team, y también de Jimmy, que no está aquí pero hay que mencionarlo. Al final, en todo el trabajo duro, él y Julián son quienes llevan las riendas de los temas más complicados de gestionar, y creo que se merecen un reconocimiento enorme.

Julián: Al final, todo esto es posible por las “cadenitas”, por esos pequeños eslabones que sois vosotros.
Ahora mismo tenemos riders en unos 12 países, aproximadamente, dentro de Para BMX, y también hay una mujer en el equipo, Abri, de Estados Unidos.
Poco a poco iremos contando cómo es el rollo con todos estos atletas que le ven el lado bonito a la vida.

Fausto: Bien. Empiezo con una pregunta:
¿Qué viene primero en vuestra vida, el BMX o vuestra situación personal?
Es decir: ¿desde cuándo practicáis BMX como deporte?

Sergi: Empieza tú, Julián.

Julián: A ver, buena pregunta. Como deporte–deporte, yo tardo en verlo así.
Llevo media vida montando, pero al principio lo hacía de forma muy “pura moral arte”, como digo yo.
Empiezo a verlo realmente como deporte cuando me empiezan a invitar a competiciones. Ahí veo a otros riders y me doy cuenta de que yo siempre he montado con gente “convencional”, con dos piernas, dos manos…
Durante unos 8 años no había visto a nadie patinando o montando con una pierna o con una mano.

Empiezo a verlo como disciplina cuando me meto realmente a entrenar:
6 horas diarias, 3 por la mañana y 3 por la tarde.
Me exigía sacar un truco nuevo, y ahí sí, para mí ya era deporte y disciplina, todo junto.

Fausto: ¿Esa disciplina era algo impuesto desde fuera o era motivación personal?

Julián: Totalmente motivación personal.
Por ejemplo, el truco que se volvió como mi sello fue el tailwhip.
Me tardé tres años en conseguir ese truco.
Lo vi en otro rider y pensé: “Si él puede hacerlo con dos piernas, yo también puedo. No sé cómo, pero voy a encontrar la forma”.

El tailwhip es cuando tiras el cuadro de la bici hacia un lado, y normalmente lo recoges con la pierna.
Yo, como no tengo una pierna, si lo hacía del lado “normal”, el cuadro se iba, salía disparado, y luego ¿cómo lo agarraba?
Entonces aprendí a hacerlo del lado opuesto, incrementando la dificultad. Es como ir con los zapatos cambiados.

Un colega me dijo: “Tírate en el suelo y pruébalo acostado, es la misma gravedad, la misma mentalidad”.
Lo probé así y, gracias a esa idea, saqué el truco en menos de un mes.
Parece loco, pero es un ejemplo de cómo las personas que tienes alrededor te ayudan a verlo posible.

Y aunque la competencia siempre es contigo mismo, con el tiempo, al crear Para BMX, fue muy bonito ver ese mismo espejo en otros riders:
gente superándose a sí misma a partir de su propia circunstancia.

Sergi: Yo me atrevo a asumir que tú coges la bici primero para moverte, ¿no? Tú vienes de un pueblo lleno de subidas, bajadas, montañitas…

Julián: Sí, también.
La bici es literalmente mi otra pierna.
Hice una broma una vez con un colega sobre esto.

Sergi: Pero el origen es ese: querer moverte.

Julián: Exacto. Yo empecé a usar la bici con unos 12–13 años como medio de transporte.
Iba al colegio con la bici, me la dejaban guardar en el garaje. Me sentía muy bien encima de ella.

Pero en un momento pensé:
“Una bicicleta no sirve solo para pedalear. Yo quiero hacer trucos, subirme por escaleras, saltar cosas, construir rampitas de tierra…”.
Ahí empezó todo.

Con el tiempo, ese medio de transporte se convirtió en vocación y pasión.
Y sigue siendo lo que me mueve hasta el día de hoy.


Fausto: Tú has sido referencia para mucha gente… por ejemplo, para ellos.

Alejandro: Sin duda.

Fausto: Dos preguntas en paralelo.
Para Sergi y Alejandro:
¿Cómo entráis en contacto con Julián y cómo os motiva, cada uno desde vuestra situación personal?

Y para ti, Julián:
¿cómo acabas sobre una bicicleta en estas circunstancias? ¿Qué es lo que te lleva ahí?

Alejandro: Yo conocí a Julián por un vídeo en YouTube.
La primera vez que lo vi montando en BMX literalmente me quedé con la boca abierta.
Era algo que no había visto nunca.

Poco después vi también a Juange, y pensé:
“Tío, aquí hay gente con más dificultades que yo, y están haciendo cosas increíbles”.

En ese momento yo todavía no era consciente del todo de mi problema de visión. Me veía a mí mismo como una persona sin discapacidad.
Y yo, con toda mi visión “normal” en ese momento, estaba en el parque pensando:
“Uf, no me voy a tirar de esta altura, que igual me hago daño”, mientras veía a Julián haciendo un backflip.

Más que una motivación emocional en plan “me inspiran”, lo viví como un reto:
“Quiero ser como ellos”.
Quería salir en los mismos vídeos, compartir vida con ellos, conocerlos.

Y mírame ahora, estoy aquí con ellos, grabando un podcast, y además todo lo que ya hemos vivido juntos.
Y lo que nos queda, porque esto de Para BMX va para adelante y nos quedan muchas cosas por vivir.

Fausto: (Comprueba grabación)
Un momentito, quiero asegurarme de una cosa de la grabación…
Pero nada, esto es como un foro en directo.

Alejandro: Aquí va un corte.

Fausto: Ningún corte. Lo dejamos tal cual.
Entre amigos, la gente no se corta para seguir hablando.
Que quede claro también para la cámara: aquí no hay cortes.

Sergi: Tú has dicho que Julián es una referencia, una motivación… y lo es.
Yo te cuento cómo aparece él en mi vida.

Yo era un chico que hacía mucho deporte antes de perder la pierna.
Muy inquieto, muy de movimiento.
Para mí, el freestyle estaba muy ligado a mi personalidad:
“fluir con la vida”, surfear la vida.

Hacía skate, bici, escalada, moto…
Pero tengo que decir algo que igual me hace perder el respeto de la comunidad BMX:
a mí el BMX no me gustaba (risas).

Yo vengo más del mundo de montaña.
A nivel bici, lo que practicaba era sobre todo trial.
Nunca fui de apuntarme a clases oficiales; hacía las cosas por mi cuenta: cogía la bici, veía un vídeo de YouTube y pensaba:
“Quiero subirme a ese banco, quiero aprender esto”.
Me caía las veces que hiciera falta hasta conseguirlo.

Mis referentes eran esos: yo con la bici probando cosas, igual que Julián con sus escalones y sus rampas de tierra.

Luego pierdo la pierna.
Yo venía de hacer muchísimas actividades y tenerlas muy controladas, con facilidad, y de golpe me quedo “sin nada”.

Empiezo a notar algo más que lo racional de “echo de menos el skate, echo de menos bajar cuestas”.
Era físico y hormonal:
mi cuerpo estaba acostumbrado a generar ese chute de endorfinas, adrenalina, y de repente deja de generarlo.
Me empecé a marchitar, literalmente.

Fue una época jodida:
coincidió que lo dejé con la pareja que tenía entonces, y entre eso y la pierna, que llevaba solo un par de años, todavía estaba procesando quién era, qué podía hacer, cómo canalizar mis emociones.
No encontraba el qué.

En ese momento existencial, con el cuerpo pidiéndome deporte, dije:
“¿Sabes qué? Voy a coger la bici que usaba siempre, la voy a simplificar:
le quito las marchas, la horquilla la dejo, cuadro más bajo…
La dejo más freestylera, hecha a mi rollo”.

Con esa bici empecé otra vez a bajar al skatepark con los colegas, como antes con el skate, pero ahora en bici.
A mí siempre me ha gustado bajar a la plaza, al parque, y pasar la tarde con la peña. Ese ambiente es muy especial en todos los mundos: BMX, skate, scooter…

Y ahí, todavía sin montar con una pierna, me dedicaba a ir solo a mirar, hacer fotos, grabarlos.
Hasta que, en ese punto, empiezo a notar que mi cuerpo se apagaba.
Yo siempre he tenido esa actitud de superación: incluso antes de perder la pierna, si algo me daba miedo, me retaba.
Si veía una piedra para saltar esquiando, pensaba: “Está muy loco, pero quiero atreverme”.

Entonces, cuando vi el vídeo de Julián fue un clic brutal:
“¿Qué coño? Este tío se está sacando un tailwhip, mira cómo fluye”.

Me reconectó directamente con lo que más anhelaba:
volver al skatepark con mis colegas y sentirme normal, integrado, natural.
Dejar de percibir mi vida como “cojeando por la vida” con prótesis, bastones, ayudas…
Volver a sentirlo cotidiano y agradable.

Ver a Julián me dio una imagen muy clara:
“Es posible. Esto se puede vivir desde otro lugar”.

Alejandro: Y hay algo que la gente debería tener en cuenta:
tanto Julián, como Sergi, como yo, como Juange, Miguel, Jack, Edson, todos los de Para BMX…

Antes incluso de subirnos a la bici, hemos pasado por lo que yo llamaría una pesadilla mental.
La primera parte de todo este trabajo no es aprender un truco, es asimilar tu problema.

Eso no se ve cuando nos ves montando.
Tú nos ves hacer un truco y no piensas en todo lo que hay detrás.
Pero para nosotros, esa aceptación es una de las partes más importantes de toda nuestra “carrera” en la bici.

Julián: Sin duda, tío.
A veces ni me doy cuenta porque, claro, a mí me pasó de muy chaval, lo tengo hiperintegrado.
Yo no percibo la vida con dos piernas, no tengo ese recuerdo físico.
Vosotros sí.

Sergi: Exacto. Yo recuerdo perfectamente la vida con dos piernas.
Eso hace la diferencia en cómo lo vives.

Fausto: La parte física es importante, pero la parte mental es el motor de todo.
Toda vuestra evolución física parte primero de un ejercicio mental:
“¿Dónde estoy? ¿Qué hago? ¿Puedo? ¿Quiero?”
Y luego viene el “Puedo”.

Sergi: Por eso digo que Julián fue un clic muy fuerte para mí.
Yo estaba tanteando el terreno, con esa actitud de siempre de superar miedos, pero muy perdido.
Y de repente lo veo a él, y fue como: “Vale, esto se puede”.

Mis proyecciones de “qué puedo hacer” y “qué no” estaban súper nubladas.
De repente, con su vídeo, volví a imaginar una vida cotidiana en el skatepark, con los colegas, sin ese drama constante de la pierna.

Fausto: Lo que hacéis no solo es una referencia para quien está en vuestra situación.
Es una referencia para cualquier persona.
Hay gente que ante cualquier adversidad se hunde, tenga o no un problema físico.

Vosotros, con lo que hacéis, estáis mandando un mensaje muy potente:
independientemente de la condición física, todo es posible si te lo propones.

Alejandro: Y no solo física.
Tenemos también a Enrique Chacón, de Madrid, que tiene autismo y monta en BMX que flipas.
Es súper dirtero, súper rampero.

La primera vez que lo vi en Urban el año pasado aluciné.
Va por las rampas que no hace falta ni que grinde; se lo pasa increíble.
Eso dice mucho de cuánto disfrutas la bici.

Sergi: Sí, sí. Se le ve disfrutando muchísimo, va acelerado, con mucha energía.

Alejandro: En realidad, yo creo que a casi todos los de Para BMX se nos ve muy felices encima de la bici.

Julián: Qué bonito eso.

Fausto: Hablabais de comunidad.
Vosotros tenéis ahora la comunidad de Para BMX, pero cada uno viene también de su propia comunidad vital.

Julián, tú no solo vives tu proceso personal, también has pasado a una fase de decir:
“Vamos a defender esto, vamos a reforzarnos entre nosotros, vamos a crear comunidad”.

Julián: Sí.
Todo esto arranca en 2021, más o menos, a raíz de una lesión.
Yo estaba en Estados Unidos y me preparaba para ir al Swamp Fest, un evento súper loco en Florida.

Entrenando para eso me lesioné y me quedé en casa.
Cuando me lesiono, por lo general me pongo a hacer artesanía: bisutería, cosas a mano… y ahí es cuando más pienso.
Me conecto mucho con la bici a través de esa artesanía, es como terapia y meditación a la vez.

Un colega, Steve Johnson, me dice:
“¿No conoces a alguien más que monte como tú?”.

Le hice esa pregunta al universo… y se me encendió la bombilla:
me acordé de Edson Perna, que lo había visto en el Vans Pro Cup, montando con prótesis. Es de Brasil.
Y pensé: “Voy a intentar buscar más gente así”.

Steve me dijo:
“Crea un grupo, hoy en día con redes sociales puedes encontrar de todo”.

Y así, casi sin pensarlo demasiado, me inventé el nombre Para BMX Freestyle.
Monté un grupo tipo “WhatsApp” pero en Instagram, y empezaron a caer mensajes:
México, Inglaterra, España, Brasil…

Había otro colega en Colombia, Santiago Lozano, que ni sabía que existía.
Hasta un chico de Irak.
También estaba Pascal, de Francia, que en paz descanse.

Veía cómo cada uno adaptaba su bici a su circunstancia:
uno sin pierna, otro sin brazo, otro sin visión completa…
Cada bici modificada de una manera distinta, cada uno encontrando su forma de hacer freestyle.
Eso es inspirador desde muchos puntos de vista.

En asociación con Proyectos 111, con Jimmy, que ha sido clave, empezamos a darle forma real.
Yo le dije: “Tengo esto en la cabeza”, y él respondió:
“Papi, tú tranquilo, vamos a hacerlo”.
Muy positivo siempre.

Y entonces pensé en contactar contigo, Fausto, porque ya teníamos una historia de comunidad con Pairat, 360, toda la gente del inline…
Y dije: “¿Por qué no unir esto y acercarnos también a North Point y vuestro entorno?”.

Para mí, como seres humanos, tenemos casi un deber de inspirar a otros a través de lo que hacemos.
Y nosotros nos estamos divirtiendo, encima.
Así que, más bonito todavía.
Me siento muy honrado de haber llegado a tanta gente y tener ese aliento para seguir.

Alejandro: Hombre, tú eres la cabeza de todo este proyecto.
Eres la cabecilla.

Fausto: Lo importante es la satisfacción de compartir.
Hay gente que piensa que al compartir pierde algo, cuando en realidad es al revés.
Compartes conocimiento, experiencias, vitalidad, ganas… y te refuerzas.

Tú das algo, recibes de la otra persona, y eso te da más fuerza para seguir.
Es un círculo positivo.

Julián: Mi madre siempre me dice:
“Hijo, en la vida es mejor tener amigos que plata”.

En Latinoamérica se siente mucho esto.
Cuando teníamos los dirt jumps (los “Deers”), por ejemplo, la gente venía voluntariamente a palear.
Nadie hablaba de dinero ni de subvenciones ni nada:
solo querían ver la rampa terminada para vernos saltar.

Su satisfacción era esa:
que termináramos la rampa y luego voláramos por encima.

Íbamos al ayuntamiento, sí, pero no para pedir máquinas:
íbamos con pico y pala, nosotros éramos la maquinaria.

Eso me enseñó mucho del valor del esfuerzo que se vuelve diversión.
Acabas reventado, pero feliz.

Fausto: Después de encontrarnos todos, ¿cómo evoluciona esto hacia una participación en eventos?
¿Cómo pasáis de hacer cosas “en privado”, entre colegas, a tener visibilidad pública?

Yo os conocí hace un año, y para mí fue una experiencia muy agradable y una lección de vida.
Entonces la pregunta es:

  1. ¿Qué ha ido ocurriendo para llegar ahí?

  2. ¿Y una vez habéis llegado, qué os planteáis para que el futuro sea más positivo para vosotros, para la comunidad y como referencia para otros?

Alejandro: Yo, partiendo de lo que has dicho, veo clarísimo que el punto de partida es Jimmy.

Yo me introduzco de verdad en Para BMX cuando contacto con él.
Yo no tenía todavía mi situación de visión reconocida oficialmente, pero estaba claro que pasaba algo.

Le dije:
“Mira, me falta tanta visión, tengo esto y esto… pero no tengo forma de enseñarte un papel que lo demuestre. Tienes que creerme”.

Y él me creyó a la primera.
Eso me dio una confianza brutal.
Pensé: “Vale, al menos aquí confían en mí”.

A partir de Jimmy, lo siguiente fue Juange en Rubí, y luego ya empieza a sonar para mí:
FISE, Xtreme Barcelona, Urban, etc.

En el FISE conocí a Jack Stamper y a Edson Perna, y me alucinaron también como personas y como riders.
Luego, de nuevo en Urban, ya con todos ellos… fue increíble.

Para el público general Para BMX puede parecer algo pequeño, poco conocido, pero lo que estamos haciendo es muy grande.
Por mucho que lo adaptemos y lo re-adaptemos cada día, el trabajo que hay detrás es enorme.

Julián: Yo creo que Para BMX es algo grande ya, aunque aún no tenga la visibilidad que debería.
Gente nos escribe desde sitios que ni imaginas.

Alejandro: Exacto.
Y cada uno, dentro de su condición, está constantemente adaptando la bici y la forma de montar.
Hoy encontré una manera; mañana la tendré que cambiar porque el cuerpo ya no responde igual.
No hay otra.

Por ejemplo, yo tengo un problema muy concreto:
suelo practicar siempre en el mismo skatepark para memorizar distancias y referencias por mi visión.

Cuando hay mucha gente, muchos niños, muchos padres que tratan el skatepark como si fuera un parque infantil, para mí es un problema.
Yo me quedo sentado en un banco esperando a que se despeje un poco.

Muchas veces tengo que acercarme a los padres y decirles:
“Oye, perdona, ten cuidado con tu hijo: yo no veo bien, estoy grabando algo y se me cruza varias veces. No es un parque de juegos, es un skatepark”.

Lo hago desde el respeto, pero depende de cómo lo reciban.
Al final, cuando dependes de que el espacio esté despejado porque puedes no ver a alguien, el aviso es crucial.

Fausto: Te vas a tener que poner un farolito como los semáforos para invidentes.
Al final, todo es informar.

Sergi: Puedes llevar un brazalete que ponga “blind”, algo visible.

Alejandro: He pensado en algo tipo chaleco fluorescente, estilo ONCE, que ponga “persona con discapacidad visual”.
Porque el bastón no lo puedo llevar montando en la bici.
Imagínate ir con la bici con una mano y el bastón adelante… no tiene sentido.
En la que baje un bordillo, pierdo el equilibrio o le doy a alguien con el bastón.

Julián: O te lo adaptas al manillar (risas).

Alejandro: Claro, pero adaptar el bastón al manillar me quitaría movilidad en la bici.
Y a mí me gusta sentirme libre, montar como sé y como me gusta.

Si para eso tengo que ir sin bastón y explicar a la gente que no veo bien, lo explico.
Al final, la bici para nosotros no es solo un proyecto de inspiración, es vida.

Sergi: Sí, es libertad.
A mí, como decía antes, el BMX al principio no me gustaba; lo veía como una bici muy robusta, muy pesada, un tanque.
Pero cuando empecé a usarla de verdad, entendí que lo importante era sentirme libre y ágil.

Antes iba con patinete eléctrico y prótesis, y a mí me mola la austeridad: no depender de baterías, cables, peso extra…
Recuperar la bici fue como recuperar el andar.
Un vehículo del que no dependes de nada más que de ti.

Y en nuestro caso, que ya no andamos como antes, la bici es literalmente nuestras piernas.
Yo en Barcelona me muevo con la bici todo lo que puedo; si está lejos, cojo el coche, pero la bici es mi vehículo principal.

Alejandro: Y también está el tema de normalizar ver una BMX por la calle.
Hay mucha gente, sobre todo mayor, que nos tiene como encasillados.

Parece que solo existen el fútbol o el baloncesto.
Hay muchos más deportes, y el BMX es uno de ellos.

Por ejemplo, el vídeo de Vans “The Circle” lo grabasteis entero en la calle, ¿no, Julián?
Seguro que os echaron de algún sitio.

Julián: Sí, depende del lugar.
Hay gente muy maja que me deja montar solo porque ve que me falta una pierna.

A veces llegamos a un spot y la gente pregunta:
“¿Qué va a hacer ese chico? ¿Se va a tirar por esa barandilla? Pero si le falta una pierna…”.

Y cuando ven el truco, flipan.
Incluso policías a veces nos han ayudado: “Va, hacedlo rápido y nos vamos”.

Y también hay lo contrario:
“Eso no se puede hacer aquí, vete de aquí”, y tal.

Pero hay que dar conciencia.
No se trata solo de nosotros:
también hay bikers muy bestias que van sin cuidado, atropellan a alguien y ya la hemos liado todos.

Cada rider tiene que tener su control.
Si quieres montar en la calle, tienes que ser responsable.

El street es una modalidad muy bonita porque te invita a crear:
cada ciudad es un parque infinito.
Barcelona, por ejemplo, es una locura de spots.

Pere me explicó una vez que Barcelona es como una ciudad construida dentro de otra ciudad.
Han dejado cosas viejas construidas, combinadas con lo nuevo, y eso genera muchísimos spots para jugar.

Fausto: Al margen del freestyle en la calle, que al final es “cualquier sitio es bueno”, está el tema de los eventos: FISE, Urban, Extreme, etc.
Eventos que reúnen gente, que llaman la atención de medios de comunicación.

Vosotros ya formáis parte de esos circuitos.
¿Cómo lo vivís? ¿Cómo lo gestionáis?

Alejandro: Llevamos ya unos años colaborando con FISE, con Urban, con Extreme Barcelona, y con O Marisquiño.
Julián y Juange fueron el año pasado también a París a la parte de Paralímpicos.
Vamos llamando a puertas y la cosa se mueve.

Fausto: Eso contribuye a la visualización del BMX y del Para BMX, aunque aún no sea deporte olímpico ni paralímpico como tal.
La competición es casi una excusa para reuniros.
Que haya evento significa que hay un foco de atención.

La pregunta es:
¿cómo os planteáis estar más integrados en estos circuitos?
¿Cómo hacéis para que Para BMX tenga cada vez más presencia?

Julián: Desde Proyectos 111, con Jimmy, lo hablamos mucho.
Él me aporta una visión muy clara de esto:

Si a través de entidades, federaciones, fundaciones, empresas… podemos llegar a más personas, y además vivir de ello, genial.

Vivimos en un sistema en el que hay que comer.
Sería muy bonito poder conectar con empresas que, a través de la responsabilidad social, apuesten por nuestro proyecto.

En el Extreme, en O Marisquiño, en FISE, en la demo con Paralímpicos en París… hemos conocido a gente que nos dice:
“Sería increíble ver Para BMX en los próximos Juegos Paralímpicos en Los Ángeles”.

Eso te abre otra perspectiva.
Ahí también nos comentan:
“¿Tenéis mujeres en el equipo?”.
Tenemos a Abri, sí, pero notamos que, a nivel institucional, sin presencia femenina amplia siempre hay trabas.

Aun así, seguimos con la mentalidad en alto y metiéndole con todo.
Nuestra meta es clara: llegar a más gente, dar nuestro mensaje, hacer charlas, eventos, inspirar desde el ejemplo.

Fausto: Hay mucha gente que se levanta cada día pensando:
“¿De qué me voy a lamentar hoy?”, aunque lo tengan todo.

Y luego estás tú, que te puedes levantar con 40 adversidades, y aun así dices:
“¿Qué motivación tengo hoy para enfrentar el día?”.

Dar a conocer esa forma de vivir es muy importante.
Hay personas que no ven salida, lo ven todo nublado, y vosotros les podéis ayudar a ver más claro.

De ahí que os hayáis constituido como asociación, no solo como individuos sueltos.
Eso permite recibir apoyos formales:
no sois “Pepito y Juanito que lo pasan bien”, sois una entidad.

Julián: Sí.
Sabemos que vamos a envejecer, que nuestro cuerpo no será el mismo en 10 años.

A mí me gusta mucho editar; hago los vídeos de Para BMX, y sé que en algún momento tendré quizás otro rol más fuerte como divulgador, como parte de la asociación.

Es tener esa visión de futuro:
¿hasta dónde podemos llegar?
¿A cuántas personas?

Independientemente de si alguien monta “bien” o “mal”, lo importante es que ha sido inspirado por alguien del equipo:
por el que le falta una pierna, por el que tiene discapacidad visual, por el que es autista, por el que monta con un solo brazo…

Cada historia es una inspiración diferente.
Y eso es enorme.

A veces no sé cómo explicarlo, pero como decimos en Colombia, aquí hay mucha tela por cortar.

En cada evento siempre hay alguien que aparece y te dice:
“Oye, tengo un alumno, o un hijo, o un amigo, con tal condición.
¿Podrías venir a mi colegio a dar una charla?
Tu mensaje es muy positivo”.

Ahí ves claro que esto va más allá del truco:
es un mensaje de vida.

Sergi: Hay algo bonito en el BMX en general: es una comunidad muy propia y muy cercana.
Tú llegas a un skatepark o vas por la calle, te cruzas con un biker, y lo saludas.
Es algo automático.

Yo antes también hice skate y roller, y he notado que la comunidad BMX tiene un punto de respeto especial:
“tú te revientas como yo, eres de los míos”.

Es curioso:
en la sociedad somos “diferentes”, no encajamos del todo en el patrón, el mundo está diseñado para bípedos…
Y de golpe en el BMX, nos sentimos normales.

Cuando te toca repetir un truco 50 veces, tu dificultad ya no es “me falta una pierna”, es la misma que la del chaval con dos piernas:
prueba, error, caídas y levantarte.

Para mí, el BMX ha sido el puente para pasar de sentirme aislado a sentirme otra vez parte de un grupo.
Dejó de ser un tema de diversidad funcional y se convirtió en “somos riders”.

Julián: Sí, la bici se convierte en esa otra pierna.
Y el grupo de amigos, en otra familia.

En 2018, por ejemplo, me fui desde Colombia al sur, hasta Argentina.
Me pagaron un vuelo hasta Perú y ahí empezó la odisea.

Para entrar a Chile desde Argentina necesitaba un billete de salida del país.
Todo era un caos, yo no lo sabía.
Unos colegas que había conocido por el BMX un año antes me ayudaron a comprar el billete para poder entrar.

Cuando llegué a Argentina, participé en un evento, conocí a más riders, me ofrecieron quedarme, casa, comida, todo.
Esa es la comunidad: con tener la bici, ya eres de la familia.

Y luego, cruzando la frontera Argentina–Chile con mi amigo Esteban, ningún coche paraba.
Se nos hizo de noche, eran las dos de la mañana, solo estrellas y coches pasando.
Nos quedamos sin batería en los móviles.

Llegamos a un pueblo en medio de la nada, Senillosa.
Estábamos flipando:
“¿Dónde estamos? ¡Imagínate que haya un skatepark aquí!”.

Llegamos a un parque, había una pareja y dos chicos bebiendo fernet.
Nos ven con las BMX y uno empieza: “Che, boludo, ¿hacés BMX?”.

Le digo que sí.
Él dice que antes también montaba, que si hago un barspin.
Yo me quito la prótesis, me ve con una pierna y alucina.
Le hago un barspin doble y el tío grita:
“¡Che, boludo, tomáte un fernet!”.

Nos quedamos toda la noche tomando fernet y charlando.
Les preguntamos si había skatepark y nos dicen que sí.
Nos llevan y, aunque era un skatepark muy cutre, para nosotros fue como encontrar un tesoro.

Dormimos en la sala de urgencias del pueblo, que estaba abierta.
A la mañana siguiente, los niños ya estaban rodando por allí con sus bicis.
Solo por tener una BMX “guapa”, ya nos adoptaron.
Nos ofrecían comida, nos deseaban buen viaje…

Todo eso gracias a la bici.

Después volvimos a Neuquén y de ahí cogimos un bus hasta Chile porque nos faltaba muchísimo camino.
Pero esa experiencia resume lo que nos ha dado la bicicleta:
más de lo que le hemos pedido.

Alejandro: Si por algo me siento tan apegado a la bici y no quiero dejarla por nada, es por la gente.
La comunidad que he conocido gracias al BMX.

Cuando empecé, literalmente corté casi toda relación que no tuviera que ver con la bici.
Pasé de ver a gente de otros entornos a bajar cada día al skatepark.
Toda mi vida social empezó a girar en torno a la bici.

Esa gente es la que tengo hoy a mi lado, unos más cerca, otros menos, pero han sido parte de este proceso de decir:
“Tengo este problema, pero tiro para adelante”.

Y como decía Julián, en el skatepark está el que graba, el que enchicha, el que sin siquiera tener bici es el que más lo disfruta.
Eso también es comunidad.

Sergi: A mí ya me ha pasado varias veces que he pinchado en el skatepark y gente que ni conozco me ha traído herramientas, me ha regalado una cámara, o directamente me han cambiado la cámara ellos.
Ese tipo de cosas marcan mucho el buen rollo de esta comunidad.

Ves a un biker que no conoces de nada y lo saludas, y te saluda.
Te graba, le grabas, compartís trucos, consejos…

También lo he visto en los pros:
gente muy famosa que trata con naturalidad a los chavales anónimos del skatepark, que les saluda, les mira los trucos, les da un consejo.
Eso dice mucho.

Fausto: Hay grupos en los que lo que mola es “ser pro” y alejarse de los demás…
Y otros donde lo que mola es ser humano.
En el BMX se nota mucho esta segunda parte.

Alejandro: Tal cual.
Por eso digo que a mí no me gusta llamarle “pro” como algo separado.
Si nos ponemos exquisitos, pro es Julián, pro eres tú, pro puedo ser yo.

Lo importante es la actitud.
Te puedes encontrar al rider súper bueno que te trata como persona, y al que va de estrella y ni quiere montar contigo.
Existe todo.

Las redes sociales también han creado una parte fea:
gente que solo quiere llegar a no sé quién, grabar con no sé quién, subir contenido para los likes, para los seguidores…

Julián: Lo veo mucho ahora también en scooters.
Por cierto, mañana hay competición en El Hangar y voy a verla.
Me gusta ver otros deportes, ver cómo gestionan ellos sus comunidades, sus competiciones.

Siempre me gusta preguntar a cada chaval:
“Para ti, competir qué significa?”.
Porque hay mucha gente que ya está grabando para Instagram antes incluso de disfrutar el parque o de conectar con la gente.

A veces se les olvida que lo primero es montar y disfrutar.
Luego ya grabas y subes lo que quieras.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.